Por Martìn Castilla para La Naciòn
CALCUTA.- Cuesta el ingreso en el hotel Hyatt Regency
como consecuencia de esa marea humana de 85.000 personas que está en
plena desconcentración desde el cercano estadio YBK. Poco importa la
demora dentro del ómnibus del seleccionado. La alegría de Lionel Messi
por su destacado partido como capitán del equipo y por haber conformado
al técnico. La felicidad de Martín Demichelis, que sentado en la parte
de adelante pensaba una y mil veces en los tres cruces determinantes que
evitaron la caída del arco. El rostro de ilusión del técnico Alejandro
Sabella por el comienzo positivo de su nuevo ciclo. Y el agradecimiento
final del técnico al plantel, diciéndole en privado a los jugadores:
"Les agradezco el esfuerzo, era importante empezar con un triunfo". Si
bien el camino es largo, el 1-0 sobre Venezuela instaló una corriente de
optimismo en la vida íntima del equipo argentino.
Colectivamente, el primer paso del flamante ciclo
proponía un duelo con el rival como también con las propias urgencias.
El examen con Venezuela se superó con la obtención del resultado. Una
cuestión siempre bienvenida. Pero lo mejor fueron los aspectos positivos
que rescató: el talento futbolero y desequilibrante que ofreció Messi.
Porque se animó a redoblar la apuesta, a ser líder dentro y fuera de la
cancha. En un equipo con neto corte clásico -así lo demostró el 4-3-3
del comienzo-, el eje fue el orden táctico por encima de todo y la
libertad de improvisación, respaldados por una actitud solidaria clave,
por una voluntad inviolable para mantenerse con las líneas más juntas de
lo que se observaba durante la era del Sergio Batista. Pero no fue la
única reconversión.
Más allá de los errores técnicos que arrastraba la
defensa, con Batista la selección quedaba bastante expuesta a que los
delanteros rivales encaren mano a mano con los centrales y con muchos
metros por recorrer. Algo que no se vio ayer, pues los centrales
cumplieron y se relevaron bien con Mascherano cuando este se metía entre
ambos. De mitad de cancha hacia atrás hubo movimientos en bloques,
ajustados, y se encimaron las marcas, cuyo mayor exponente fue Martín
Demichelis, de buen rendimiento en su regreso al seleccionado.
Venezuela encontró en el sector de Marcos Rojo la llave
para abrir la defensa, pero Demichelis -en mayor medida- y Nicolás
Otamendi intervinieron justo para evitar la caída del arco de Sergio
Romero, de buenas intervenciones. Pablo Zabaleta cumplió con su tarea,
pero habrá que desentrañar si sus subidas son limitadas por parte del
cuerpo técnico. Otro punto que cambió es la altura, pues aunque la
Vinotinto no lo exigió demasiado en ese rubro, con Demichelis, Otamendi y
Rojo, hay otro perfil con respecto a Burdisso, Milito y Zanetti. Y con
el cabezazo goleador de Otamendi se recuperó una variante ofensiva en el
olvido: el juego aéreo.
En el medio campo, la fórmula inicial fue básica, con
Mascherano en el centro y con Lucho González y Ricky Alvarez a los
costados. Antes se apostaba por Banega, Mascherano y Cambiasso, tres N°
5; ahora el plan es otro. Volantes con vocación para salir hacia delante
y en el que Lucho González, con altibajos, fue el conector con los de
arriba. Aunque tuvo algunas imprecisiones en las entregas, González le
dio sutileza al primer pase, se mostró -con intermitencias-, buscó
triangular para encontrarse con Messi. Y poco a poco hubo espacio para
el toque.
No fue una actuación perfecta, claro. Como atenuantes
pueden mencionarse la aplastante noche de 35 grados y un césped
sintético demasiado duro, según la explicación de los futbolistas. Es
cierto, también, que el rival tuvo su protagonismo con los remates de
media distancia, especialmente en los pies del Maestrico González. Pero
el rendimiento superior no quedó reflejado en la red por algunos
desacoples en los metros finales. Messi, gambeteador y punzante, arrancó
por la derecha, pero después se movió con libertad hasta la posición de
enganche. Sus pases y sus remates despertaron la admiración de los
fanáticos indios, pero una vez más se quedó con las ganas de convertir.
Lo mismo que les pasó a Gonzalo Higuaín y a Angel Di María (por
izquierda), que tuvieron situaciones de riesgo, pero también fallaron.
Ahora bien, hechas las menciones de los cambios
pertinentes, Sabella quiere reconvertir el juego que los futbolistas
traían con Batista. Teniendo en cuenta los nombres, él apunta a la idea.
Con tiempo de entrenamiento, que escasea en el seleccionado, y
"machacándoles" conceptos, el DT piensa que la selección puede jugar
como su Estudiantes campeón. Imagen que se vio cuando en el segundo
tiempo, cuando pasó a jugar con tres hombres en el fondo, tras el
ingreso de Federico Fernández, con Rojo sumado a la línea de los
volantes y con Di María como doble cinco al lado de Mascherano. Más allá
de las pruebas, se arrancó con una victoria en el bolsillo. Y el
plantel y el cuerpo técnico, agradecidos y confiados.
EL PRIMER GRITO DE GOL
Para Nicolás Otamendi
fue el primer gol con la camiseta celeste y blanca en 12 partidos que
lleva jugados con la selección. "Fue una gran alegría volver a la
selección y tener la chance de convertir, algo que no sucedió muchas
veces en mi carrera", dijo el defensor.
DIXIT
"Fue un triunfo merecido, pero difícil, en el que
creo que fuimos superiores. Era importante ganar y lo hicimos jugando
por momentos muy buen fútbol, algo a lo que jamás voy a renunciar"
"Nuestro gol tendría que haber llegado antes y nos
faltó profundidad. Igualmente, la conversión de Otamendi me gustó mucho
por la manera en la que se anticipó el jugador"
"La decisión de que Messi fuera el capitán del equipo
la definí en una charla telefónica desde Buenos Aires con él. También
se lo comenté a Mascherano, quien estuvo totalmente de acuerdo con la
designación"
"Para formar el equipo ante Nigeria (el martes en la
ciudad de Dhaka, capital de República Popular de Bangladesh) evaluaré a
los futbolistas y luego resolveré quienes jugarán ese encuentro"
ALEJANDRO SABELLA .