SALUD PRESIDENCIAL. LAS SECUELAS POLÍTICAS

El minimalismo extremo, con el cual el oficialismo nutre de información a la sociedad y a la clase política sobre la salud de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no puede ocultar lo obvio: ella no estará en funciones durante el tramo electoral más importante del año. Y eso modifica, indefectiblemente, el escenario.

La intervención quirúrgica para evacuarle a la mandataria el hematoma subdural crónico diagnosticado 72 horas antes, y un posoperatorio de aproximadamente un mes, la corren de la escena. ¿Presupone eso un problema para el oficialismo, sobre todo por la alta imagen negativa de quien la reemplaza al frente del Ejecutivo? ¿Altera los planes de la oposición, ahora limitada para criticarla? ¿Complica o beneficia la carrera política de Daniel Scioli? ¿Cuál será la reacción de la sociedad?
Demasiado pronto para dar respuesta completa, pero no para encontrar en las primeras reacciones un hilo conductor hacia la resolución de éstos y otros interrogantes. 

Los encuestadores esperaron el primer parte luego de la operación para salir a medir los efectos en la opinión pública. Con ansiedad, la clase política aguarda los resultados. Las conclusiones de los sondeos fijarán los rumbos para los últimos días de proselitismo. Y mientras en el oficialismo apuestan por la victimización (sin buscar forzarla, por el momento), en la vereda de enfrente esperan una reacción de la sociedad propia de quien dar por terminado un ciclo y necesita nuevas referencias. Sobre todo cuando el reemplazo circunstancial es encarnado por un vicepresidente con alta imagen negativa, peleado con buena parte del gabinete nacional y sin simpatía por parte del gobernador bonaerense, sobre quien recaerá más que nunca todo el peso de la campaña del Frente para la Victoria. 

“La gran comunicadora de este proceso es Cristina, no hay duda, es una ausencia importante”, dijo a La Tecla un intendente del populoso Conurbano. No obstante vaticinó que “Daniel Scioli, los demás gobernadores y los dirigentes políticos de cada uno de los municipios van a saber asumir la responsabilidad de un trabajo en conjunto, y vamos a hacerlo bien”.

Otro colega suyo de la zona oeste aseveró que para ellos nada cambia en la estrategia electoral, porque “los intendentes estamos metidos en la campaña territorial, la paramos un poco en el inicio de la semana, porque tampoco íbamos a estar con actos mientras operaban a la Presidenta, pero la campaña debe seguir como estaba planeada, más allá de cualquier eventualidad”.

Desde Nación no hubo nuevas directivas, pero es elocuente el inicio de un debate interno (de resolución urgente) acerca de cómo debe seguir el camino a los comicios. 

“Habrá cambios en la campaña”, anunció, sin detallar, el diputado Fernando Navarro. “¿Qué cambios va a haber? Si la tendencia es como la de las últimas encuestas, que le achicamos a Massa, no se debe cambiar nada. Al ‘Chino’ Navarro le asignaron lugares para hacer campaña y le dicen Gasparín Negro, el fantasma”, respondió, con sarcasmo, un funcionario sciolista.

En las huestes del Gobernador aseguran que Daniel Scioli esquivará los costos políticos de una eventual derrota en los comicios. “Nunca especulamos con eso”, reiteran, y se muestran entusiasmados con los últimos números alcanzados por la encuestadora Poliarquía en el comienzo de esta semana, donde se evidencia una leve caída en la intención de voto hacia Sergio Massa. 

Para el sciolismo, el trance presidencial “sepultó la campaña”, porque “desde lo mediático ahora todo se lo lleva su estado de salud, los partes médicos, Boudou”.

En las ediciones impresas de los diarios nacionales del martes 8, además de cientos de menciones sobre la Presidenta y el vice, Daniel Scioli fue nombrado 60 veces; Martín Insaurralde, 46; Sergio Massa, 31; y Francisco de Narváez, 7. “Eso marca a las claras cómo cambió el eje periodístico”, reflexionó un funcionario bonaerense frente a la pantalla con esos datos. Cree el sciolista que ese eje tampoco se modificará demasiado mientras Cristina esté convaleciente. 

Scioli - Boudou - Massa
Desde antes del percance por el hematoma subdural crónico, Scioli ya había asumido la conducción preelectoral del FpV bonaerense, con un corrimiento evidente de la Presidenta y una mayor responsabilidad para el Gobernador y el candidato Insaurralde. Eso ahora se potencia, y no parece molestarle al mandatario bonaerense.

La comunicación entre La Plata y Balcarce 50 es constante. Scioli habla mucho con Oscar Parrilli, en virtud de ser quien tiene el detalle de la agenda. También lo hace con ministros y otros funcionarios con llegada directa a Cristina, además del permanente diálogo con el candidato a diputado para combinar las actividades.

Respecto de la conducción del país, en el entorno del Gobernador insistieron en remarcar “el compromiso de Scioli. El es garantía de institucionalidad y de llevar tranquilidad y certeza. Se va a mostrar siempre a favor de la institucionalidad, por más que deba defender a Boudou”.

Las relaciones entre el mandamás bonaerense y el vicepresidente quedaron frizadas en enero de este año, cuando el titular del Senado trató de “cobardía política” el reclamo de mayor coparticipación para la Provincia realizado por Scioli al Congreso, a través de una carta enviada por su jefe de Gabinete, Alberto Pérez.

“Boudou nunca pidió disculpas por eso”, rememoran en calle 6 de La Plata, y remarcan que el enojo es sólo con el vicepresidente, no con su propia gente. “A Juanchi Zabaleta le damos una mano en la campaña de Hurlingham”, aseguran.
En el oficialismo hay quienes creen que para la continuidad de la carrera proselitista, la enfermedad de la Presidenta perjudica más a algunos sectores de la oposición que al FpV. Ven reducido el margen de Sergio Massa para atacar al Gobierno. En el massismo creen lo contrario.

Cuando se enteró de las complicaciones de Cristina, una de las reflexiones del líder del Frente Renovador ante estrechos colaboradores fue: “La Presidenta no está bien, porque si no puede postergar esto hasta después de las elecciones y debe delegar el mando en Boudou, es que no está bien”.

El diagnóstico final y la posterior intervención quirúrgica le dieron la razón. El tigrense, en tanto, parece estar convencido de que la situación debilita políticamente tanto a Cristina como a su partido. De todos modos, queda limitado para él y los demás el combate directo con la Presidenta.

Un desliz operaría como un búmeran. En el oficialismo preparan las respuestas. “Cualquier crítica a la Presidenta va a ser cruzada con el tema de la salud”, se sinceró un funcionario nacional ante La Tecla. “No es de caballeros pegarle a una mujer enferma”, reflexionó a su vez un intendente de los más nuevos del Conurbano. 

Cabe como ejemplo la expresión de Jorge Asís ante el cuadro de salud de la mandataria, cuando dijo: “Prefiero tener a Cristina como enemiga que no tener a Cristina”.