En la Casa Rosada parecen haber olvidado la debilidad de Cristina Kirchner por el “modelo alemán” de Ángela Merkel y en el afán por pelearse con todo el mundo llegó el momento de confrontar con el Gobierno germano.
El encargado de salir a pegarle a los alemanes fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que se enojó porque el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, salió ayer a defender a los holdouts y acusar a Argentina de ser la razón del conflicto.
"En la Argentina insultan a los fondos y los llaman 'buitres', pero la causa del problema es la propia Argentina", lanzó Schäuble, que fue citado hoy en una solicitada de los lobbystas de la American Task Force Argentina (ATFA).
"La Argentina es un ejemplo de falta de solidez (…) ha vivido durante décadas por encima de sus posibilidades, no paga sus deudas y está por eso casi aislada del tráfico internacional de pagos", fueron las frases de Schäuble elegidas por ATFA.
Capitanich hizo entonces lo que mejor saber hacer: responder críticas desde la sala de conferencias de la Rosada. “No es casualidad la opinión del ministro alemán, porque Alemania siempre ha tenido una actitud hostil, desde el punto de vista económico y financiero, con la Argentina”, replicó.
El funcionario recordó que “dentro de los once votos negativos de la resolución promovida por la Argentina (en la ONU) para los procesos de reestructuración de deuda, precisamente está el voto alemán”. De todos modos, Coqui se atajó y dijo que “en el país existen muchas y buenas inversiones de empresas alemanas, que forman parte de una tradición”.
“Esa posición hostil finalmente es una posición favorable a los fondos buitre, que da que pensar por qué las grandes potencias del mundo no tienen una actitud firme contra estos grupos minúsculos que pulverizan cualquier funcionamiento correcto del sistema financiero y económico internacional”, continuó el jefe de Gabinete. “Pareciera que sus gobiernos están cooptados por los grupos financieros y por los fondos buitre”, completó.
Después de pelearse con Estados Unidos y hasta amenazar con expulsar al jefe de la embajadade ese país en Buenos Aires, ahora el Gobierno elige pelearse con la mayor potencia económica de Europa, que en 2007 era elogiado por Cristina como su modelo a seguir.
En una entrevista en TN antes de asumir como presidenta, Joaquín Morales Solá le preguntó a Cristina “a qué país le gustaría que la Argentina se pareciera”. La mandataria dijo entonces que le “gustaría ser un país exportador como Alemania, con un altísimo grado de tecnología, que es lo que lo distingue, el valor agregado, la innovación tecnológica”.
La admiración de Cristina por el modelo alemán quedó expuesta también el mes pasado, cuando destrató en público al viceministro de Salud, Eduardo Bustos Villar. En una teleconferencia, la Presidenta se enojó con el funcionario porque hablaba mucho y lo interrumpió.
"¿De qué origen es toda la maquinaria, tanto el tomógrafo digital como el mamógrafo digital ese del PET?", preguntó Cristina y se respondió ella misma: “Alemán, seguro”. Bustos Villar respondió que uno de los artefactos era estadounidense y la mandataria insistió sobre el otro, ansiosa porque le confirme su suposición sobre el origen alemán de la tecnología. “Es de España”, le dijo. Cristina entrecerró los ojos, sorprendida y desconfiada.
