14/01/14
Cordobés, llegó al Congreso en las últimas elecciones por la provincia de Buenos Aires tras décadas de militancia en el PO. Pasó por la conducción del sindicato gráfico y se hizo conocido como líder del grupo piquetero Polo Obrero. Convencido de que el Frente de Izquierda crecerá desde el Parlamento y que el desafío es plantearse como fuerza autónoma, está en pareja con una psicóloga desde hace 19 años, pero nunca hizo terapia pese a que muchos le reprochan su obsesión por el trabajo. Para el verano prefiere usar bermudas, pero en el invierno se anima a la zunga para practicar natación.
¿Qué hará en vacaciones?
Una semana en Pehuencó, donde fui hace 25 años y ahora quiero llevar a mi actual pareja, que no conoce. Queda cerca de Bahía Blanca y en mi recuerdo son aguas cálidas, un lugar tranquilo para hacer lo que me gusta hacer en vacaciones, que es leer. Alquilamos una casita porque vamos con la perra, que es la dueña de la casa. Se llama Berta. Le huyo a Mar del Plata, Pinamar no es lo mío, yo soy de ambientes más populares.
En la playa, ¿short o zunga?
Bermuda, estoy minímamente a la moda. Zunga no. Tengo una mallita de nadar para ir a la pileta en invierno. Hice dieta una vez, ahora hago algo de bicicleta pero más por salud que por estética, aunque si bajo la pancita no me disgusta.
¿Es un padre moderno?
No soy celoso, para nada. Ni de mis hijas ni de mi mujer, inclusive a veces mi mujer me lo reclama. Ella es psicóloga y aunque convivo con una psicóloga nunca fui a una sesión de terapia, aunque muchos me lo recomendaron. Yo fui como cualquier papá con sus hijos, preocupado en el momento de la adolescencia, buscando guiarlos. Muy opuesto a las drogas, lo cual no quiere decir que los chicos alguna vez no probaron un porro y bueno, hemos aprendido a convivir. Hemos tratado de tener mucho diálogo, no se si habré tenido todo el que corresponde, pero tratamos.
¿Cuál fue el momento más difícil con ellos?
Durante la dictadura militar, mi hijo mayor era chico y fue muy difícil, porque nosotros mantuvimos una militancia muy activa y ellos vivieron todo eso. Yo me tuve que ir de Córdoba, tuve un exilio interno acá en Buenos Aires.
¿Se enoja fácil?
Parezco más tranquilo de lo que soy, tengo mis calenturas. Soy un poco ansioso, un poco estricto en el trabajo, en las tareas a veces me irrito porque las cosas no salen. Creo que con los chicos un poco también. Ellos han sido alumnos excepcionales.
¿Cómo se siente un militante trotskista en el Congreso?
Te voy a confesar algo, tuve dos intervenciones en la cesión inicial y fui el primer orador de esta nueva Cámara, porque antes de la jura ya impugné al diputado de Córdoba que asumió en lugar de Liliana Olivera, del Frente de Izquierda. Me sentí sereno, sorprendido de mí mismo, como si hubiera estado ahí toda la vida. En el fondo quiere decir que me preparé toda la vida en la lucha y la militancia. Sin querer, me preparé para esto.
¿Cuál es el desafío de la izquierda en el Parlamento?
Transformarnos en una referencia políticas que nos haga crecer y multiplicarnos con miles de militantes en todo el país, que cobremos más fuerza política y social a partir de mostrar en el Congreso que somos alternativa política y de poder. De ninguna manera nosotros podríamos formar parte de un frente más amplio como el que están planteando la UCR, el socialismo y todo eso. Lo que caracteriza al Frente de Izquierda y de los Trabajadores es una izquierda autónoma, combativa que justamente ha combatido el oportunismo.
¿Y la agenda de prioridades?
Terminar con la flexibilidad laboral, recuperar el 82% móvil para los jubilados y la autonomía de la ANSeS, que está siendo vaciada. Y, además, golpear el edificio que sostiene a la burocracia sindical, desde el punto de vista legal y político. Nosotros vamos a confrontar políticamente contra un régimen que esta ordenado para el pago de la deuda externa.
