Nuevamente, en el centro de la escena, un avión de Malaysia Airlines. Efectivamente, el MH17 -cuyos fragmentos presentan pequeñas marcas que evidencian haber sido alcanzado por un misil- es el segundo avión de la misma compañía que en unas pocas semanas protagoniza dos tragedias aéreas.
¿Cómo reacciona espontáneamente nuestro cerebro ante semejante noticia? El llamado sesgo de disponibilidad, conocido ampliamente por los psicólogos cognitivos, consiste en una interpretación distorsionada: nuestra mente nos lleva a incorporar el dramatismo de las noticias para sacar conclusiones tajantes sobre cómo funciona el mundo. ¿Por qué?
Como afirma el historiador científico Michael Shermer, uno de los mecanismos más importantes que están en permanente funcionamiento gracias a los circuitos neuronales dentro de nuestra cabeza es ni más ni menos que un <<motor de creencias>>. Desde que somos bebés, necesitamos saber cómo funciona el mundo y nosotros en ese mundo que nos recibe. Precisamente, con el término de “creencias” la psicología y las neurociencias modernas hacen alusión a cualquier modelo que tengamos de la realidad (no solamente a cuestiones políticas o religiosas).
Uno de los programitas básicos que todos traemos de origen, por naturaleza y como cortesía de haber evolucionado de animales más primitivos, es la extraordinaria capacidad de hallar patrones y relaciones de causa-efecto. Pensá: encontrando las relaciones causa-efecto apropiadas, el cerebro primate de nuestros antepasados (y posteriormente un cerebro homínido… hasta llegar a un cerebro humano) era capaz de discernir si determinadas acciones representaban riesgos o si ciertas marcas en el suelo constituían huellas de posibles predadores, por ejemplo.
El tema es que la información a la que estaban expuestos nuestros antepasados era algo absolutamente dependiente de sus propios ojos. Las conclusiones que sus cerebros pudieran sacar dependían de acontecimientos disponibles: ahí delante de sus narices.Continue reading