Satisfechas las primeras abluciones y afeites, hecha un pincel,Cristina Fernández de Kirchner llega a su despacho hacia las 7.30 de la mañana e ingiere un protector gástrico antes de acometer la estomagante lectura de la prensa porteña y algún diario extranjero, entre ellos El PAÍS. El desayuno de la presidenta argentina es peronista light y consiste en té con tostadas y fruta, y algún disgusto de postre. El disgusto del 18 de enero fue mayúsculo: ese día el fiscal federal... Continuar leyendo