ROMARIO DENOSTA A MESSI

Mi compañero y amigo, el periodista Miguel Ángel Román, escribió ayer un artículo muy interesante a propósito de este asunto en el que mostraba su inquietud y su desazón por la repercusión del apunte de Romario. Entre otras consideraciones: “Para derribar esa falsa imagen sobre el autismo y el Síndrome de Asperger conviene, entre otras cosas, que los medios de comunicación se informen, se formen y descarten informaciones que no se ajustan a la verdad. Y por supuesto, evitar hacer chascarrillos de mal gusto”. Román sabe de qué habla porque el asunto del Trastorno del Espectro Autista (TEA) afecta a una de sus hijas, como reconoce en el texto. No le falta razón al compañero a la hora de mostrar su disgusto y desaprobación sobre la falta de respeto ante un problema mental que tiene muchas variantes. La Federación Asperger de España define este síndrome como: “Un trastorno severo del desarrollo, considerado como un trastorno neuro-biológico en el cual existen desviaciones o anormalidades”.

Profundizando en algunas de las características de los niños y personas afectadas por este síndrome, descrito por el psiquiatra y pediatra austriaco Hans Asperger en 1943, se observa que una de las características más acusada es que los afectados son “Físicamente torpes en deportes”, además de “Muy sensibles a sonidos fuertes, colores, luces, olores y sabores” y sufren en su infancia un: “Retraso en el desarrollo motor y una torpeza en la coordinación motriz”. Al menos estas tres prescripciones no coinciden con el acusado. Es posible que Romario tenga una fuente muy fiable para asegurar, ante sus casi novecientos mil seguidores, que Messi padece este síndrome pero me parece un atrevimiento desmedido informar del mismo. La facilidad con la que algunos pseudo periodistas han utilizado la expresión para ofender a Messi contrasta con la llamada al respeto que realiza un padre que además es periodista.

Desconozco si Leonel Messi sufre este problema mental y de conducta que le atribuye Romario dentro del espectro autista, ni pretendo hacer de este texto una defensa numantina del jugador del Barcelona. Hablo de sentimientos, de prudencia, de mesura y sobre todo de todas aquellas personas que sufren este problema en su entorno. Quiero pensar que el brasileño ha sido incapaz de valorar la repercusión mundial de ambos tuits y la utilización perversa de un asunto personal que todavía no tenemos la constancia médica. Es posible que Romario da Souza Faria sufra el “síndrome del bocazas” y todavía no se lo hayan diagnosticado, aunque sea muy evidente.