por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). No hay espacio para un regreso “paulatino” y tibio de Cristina Fernández. Más allá de lo que digan los médicos, la familia de la Presidente de la Nación y la propia mandataria, la presión interna y externa es inmensa, y regular anuncios puede ser contraproducente para un entorno que la recibe sosteniendo, casi en forma eufórica, que su imagen positiva no ha parado de crecer desde que cayó enferma.
No es casual que a pocas horas del regreso de Cristina Fernández, el miembro de Carta Abierta, el consultor Ricardo Rouvier, diera a conocer una encuesta indicando que Cristina Fernández tiene 52,5% de imagen positiva, recuperándose desde 41,2% que tenía en septiembre pasado. Sin duda un curioso “respaldo” a la Presidente de la Nación quien, gracias a su militante Rouvier confirma que ella tiene mayor aceptación de la opinión pública cuando está convaleciente o no habla en actos oficiales que cuando es protagonistas central del escenario político argentino.
Cristina Fernández no puede volver sin reconfirmar su liderazgo. Su ego se lo prohibe. Casi por consejo médico, Cristina precisa ensalzar su propia figura. Hoy, el oficialismo está dividido en 2 bandos, con diferentes posiciones sobre cómo se debe gestionar los próximos 2 años, y los roces ente ambos grupos han encendido las internas ministeriales.
Las 'palomas' (¿recuerdan que Jorge Rafael Videla y Roberto Eduardo Viola eran las 'palomas' del'Proceso'?) quiere peronizar la gestión, volver a seducir intendentes y gobernadores y eliminar a La Cámpora o los grupos más cristinistas de la 1ra., 2da. y 3ra. línea de la función pública. Es el regreso al 1er. kirchnerismo, el que construyó Néstor Kichner.
Por su parte, los 'halcones' (¿recuerdan que Luciano Benjamín Menéndez y Ramón Genaro Díaz Bessone, ahora recuperado por el ministro Agustín Rossi, con sus 'actas del Proceso', eran los'halcones'?) insiste con asegurar que las urnas fueron mezquinas porque se frenaron las reformas de fondo que se realizaron entre 2005 y 2011. Son esos grupos los que promocionan como futuros ministros de Economía a Axel Kicillof o Aldo Ferrer (¡Aldo Ferrer!), y ubican a Guillermo Moreno al frente del Banco Central, con acuerdo del Senado (¿?).
Mientras el primer grupo es gradualista y cuasiortodoxo en las medidas que recomiendan, el ultrakirchnerismo quiere poner el acelerador, desdoblar el dólar, frenar la caída de las reservas con acciones policiales y perseguir a cada operador que “huela” sospechosamente. Es lo mismo que han hecho los últimos dos años y no ha tenido resultado, pero mágicamente, creen que en esta oportunidad tendrá un efecto totalmente distinto.
Un trabajo conocido durante la semana muestra que, desde 2008, cuando se desató la crisis internacional, Brasil incrementó sus reservas en US$179.000 millones; Chile en US$23.000 millones; Perú en US$36.000 millones; México en US$97.000 millones; Colombia en US$22.000 millones; y Uruguay en US$12.000 millones. Por el contrario, la Argentina perdió reservas por más de US$30.000 millones en igual lapso. ¿Quiénes son los equivocados?
La tasa de fuga de divisas pasó de 8% anual a 23% anual y la p{esidente del Banco Central sostuvo el viernes que fue por el pago de deuda externa pública. Quizás por eso, los 'halcones'del oficialismo cree que Mercedes Marcó del Pont ha cumplido su ciclo y debe ser reemplazada.
El ultrakirchnerismo necesita una Cristina Fernández también para frenar el renacimiento del peronismo. La pelea en la Provincia de Buenos Aires por el control del Partido Justicialista fue perdida por la Casa Rosada. Los Barones del Conurbano, muchos de los que perdieron las elecciones en octubre, negociaron con Daniel Scioli que el alcalde de La Matanza, Fernando Espinosa, será el nuevo titular del peronismo bonaerense, mientras que La Cámpora y el kirchnerismo fueron relegados a puestos secundarios, levantando la furia de los 'halcones' del cristinismo, que creía totalmente controlado el mayor aparato político del peronismo.