Sin medias vueltas, la cúpula de la Iglesia dio ayer testimonio de su preocupación por el deterioro del mercado laboral y la crisiseconómica. En una declaración que pronunció poco antes de que comenzaran las deliberaciones de tres días de la Conferencia Episcopal Argentina, el vocero del Episcopado, sacerdote Jorge Oesterheld dijo: “Preocupa a los obispos la inestabilidad laboral creciente que se manifiesta en despidos, suspensiones y el cierre de fábricas ”.
Fue una declaración corta, pero contundente y sustentada en las noticias que proliferaron en los últimos meses. Aunque el Gobierno prefiera edulcorar la situación, mediciones no oficiales -como la que elabora mes a mes la Secretaría de Acción Social de la CGT opositora- detectó en una encuesta que refleja la situación laboral de julio que el desempleo llega al 20 % (Ver página 4). Vale aclarar que esa medición considera desocupados a los cientos de miles de argentinos que reciben planes de ayuda social oficiales. Por el contrario, el INDEC no los considera como desempleados. El Ministerio de Trabajo, incluso, habla de crecimiento del empleo en sectores como el transporte, los bancos y la industria manufacturera.
La Unión Industrial Argentina tiene números que están más relacionados con los de la CGT de Hugo Moyano y con la preocupación de la Iglesia. En el informe de Actualidad Industrial que difundió la central fabril ayer se indica que “con relación al empleo manufacturero,en el segundo trimestre del año las horas trabajadas cayeron un 3,4% con respecto al mismo período de 2013, acentuando la tendencia comenzada en los últimos meses del año pasado”. Esa cifra sustenta el llamado de atención de los obispos por las suspensiones, que en los últimos meses afectaron visiblemente al sector automotriz, en donde también golpearon fuerte los recortes de turnos.
Según el sindicato de los mecánicos, SMATA, sólo en lo que va del año hubo 10.000 suspensiones en el sector.
La UIA también consignó el crecimiento de los despidos en las industrias. En este caso, “el nivel de obreros ocupados cayó en el segundo trimestre un 2% en términos interanuales”, asegura.
Los veinte obispos, congregados para participar de la 168° reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, que preside monseñor José María Arancedo, debatirán también sobre los “inquietantes niveles de inseguridad y de adicción a las drogas”, según adelantó Oesterheld.
La preocupación de los obispos argentinos refleja una frase de Francisco del mes pasado. “El problema de no trabajar no es el de no ganar dinero para comer, porque podemos acercarnos a organizaciones como Cáritas y nos dan alimentos. El problema es no poder llevar el pan a casa, es perder la dignidad”, dijo el Papa en una conversación con jóvenes de la Universidad de Molise, en Italia.
El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, a su vez, difundió el mes pasado un informe en el que indica que el temor a quedar sin trabajo subió dos puntos en 2013: pasó del 24,1 al 26,1% de la población en condiciones de trabajar. Esa realidad que preanunciaban los propios trabajadores ya llegó.
