a Argentina transita el sexto mes del año con paritarias salariales aún abiertas y la presión de los gremios opositores se acumula en una olla que empieza a silbar. El paro de los camioneros planteó ayer la previa de lo que será la medida de fuerza nacional del próximo martes, cuando la huelga del transporte forzará el freno de la actividad y, con ello, pérdidas por miles de millones de pesos, según prevén las consultoras privadas. "No vamos a aceptar un acuerdo que no tenga un tres adelante", fue la frase que utilizó Hugo Moyano para marcar la cancha de una protesta que ya le costó a las empresas del sector un 5% de su facturación mensual. La idea es no aceptar el techo de 28% que estableció Economía a los acuerdos salariales para bajar las expectativas inflacionarias. Un límite que resultó más virtual que real, como mostró el caso de los aceiteros y los bancarios, tras prolongadas medidas de fuerza.
Está claro que no muchos sectores pueden afrontar subas superiores al 30% sin trasladarlas a precios. Pero con elevados niveles de emisión y gasto público, apenas el parate económico puede "garantizar" que la inflación no tenga un tres por delante.
En pocos días, se debe pagar el medio aguinaldo y hay gremios que aún esperan los aumentos desde comienzos de año. Una suma de billetes que no llega a los bolsillos de los trabajadores para alimentar la ola de consumo con la que el Gobierno pretende mostrar cierta "bonanza" económica y sembrar, así, la idea de que no es necesario votar por un cambio de modelo en las urnas. Su impericia para reducir la inflación conspira con sus propios planes.