El papel de un economista -en mi visión- debe estar enfocado a lograr el empleo de toda la población, es decir, cumplir con aquello de "que la economía es para el hombre y no el hombre para la economía". Las variables económicas, como déficit fiscal, nivel del gasto público, moneda, reservas, tipo de cambio paralelo u oficial, cotización bursátil y demás son variables principalmente instrumentales, son medios u objetivos intermedios para lograr el objetivo final: la ocupación formal de toda la población, con dignidad, contando con aportes jubilatorios, con cobertura de salud y con las demás prestaciones sociales que correspondan.
Un programa para el período 2015-2019 debería empezar por la ocupación, por el trabajo, fuente de dignidad para el ser humano
Por eso, un programa para el período 2015-2019 debería empezar por la ocupación, por el trabajo, fuente de dignidad para el ser humano. En efecto, es indignante tener que votar a alguien según órdenes del "puntero" para recibir las migajas políticas de ocasión, los "planes", pero sin poder cambiar nunca la posición de dependencia y exclusión a que se somete políticamente a los pobres, con la hipócrita declaración "estamos con los de abajo", sólo para tener un poder que no cambia en lo más lo mínimo lo importante para ellos, que es un puesto de trabajo seguro, formal, productivo, que los independice de la política.
Por trabajar durante varios años en contacto con gente muy pobre, de las villas, sé que ellos necesitan un trabajo formal y que están ávidos de una educación mejor que les permita acceder a trabajos mejor calificados. No es que "les gustan los planes" como dicen muchos, sino que no tienen más remedio que bajar la cabeza, aceptarlos y sobrevivir con esos fondos y sus "changas". Aunque no todos lo hacen, como por ejemplo el Toty Flores y sus grupos que no aceptaron las dádivas y van progresando con sus propios medios.
Por eso proponemos en la Fundación Norte y Sur, considerar un plan general, muy extenso, con prioridad en el empleo.
Este plan se propone en primer lugar, a partir de diciembre de 2015, ocupar en forma inmediata a dos millones de personas, en un plan de trabajos simples, y luego 3.000.000 de personas, en trabajos competitivos y formales en un plan a 4 años. En total el plan propone ocupar a cinco millones de personas en un plazo de 4 años.
Estos objetivos, para ser llevados a la práctica, requieren medidas de reordenamiento macroeconómico, entre las que destacamos 1) Obtener superávit fiscal en forma permanente. 2) Mantener estable el tipo de cambio peso/dólar para poder exportar fluidamente. 3) Establecer un sistema monetario donde circulen libremente el peso y el dólar, pero sin convertibilidad fija, similar al sistema que hay en Uruguay, México o Perú. 4) Lograr una inflación de 2% anual, similar a la internacional. Esto garantiza un tipo de cambio real constante.
Estos objetivos de empleo y de política económica requieren un conjunto de medidas consistentes que deben ser consensuadas para que su aplicación sea duradera, pero por lo extenso, 150 medidas, no podemos explicitarlas en la dimensión de un artículo.
El plan de trabajo simple es para ocupar trabajadores que se encuentran con problemas de ocupación o ingresos y que están interesados en tener una ocupación formal, para la que no se requiera mucha capacitación, puesto que no la tienen.
Tenemos que hacer coagular el ahorro líquido en inversiones productivas. No hay otro camino, los subsidios son un atajo que finalmente no tiene salida
El segundo plan de 3.000.000 requiere más tiempo y la promoción de las actividades que pueden ser competitivas en una economía integrada al mundo.
Como dijimos, para lograr este nivel nuevo de ocupación, se necesita de un reordenamiento macroeconómico que tiene que estar basado en el superávit fiscal permanente, como en el período 2003-2007. Es fundamental esta política, para mantener un tipo de cambio de cambio real estable, sin atrasos. Eso no puede ocurrir cuando se verifica un déficit fiscal de 5% del PBI y, mucho menos aún, cuando no se tiene financiamiento genuino para el mismo.
El tipo de cambio real estable es fundamental para programar las inversiones a largo plazo y para tener un horizonte claro, previsible, de las actividades económicas, especialmente el de las exportaciones e importaciones.
El sistema monetario, discutido con algunos colegas, podría contar con la libre circulación del peso y del dólar al mismo tiempo, pero sin una relación fija, sin una convertibilidad. El sistema sería similar al que rige en Uruguay, México o Perú.
Con superávit fiscal y tipo de cambio estable, es posible llegar a una inflación anual de 2% anual, que es la inflación aceptada internacionalmente. Ese logro garantizaría el tipo de cambio estable, no solo en término reales, sino incluso nominales, tal como ocurre en México, Perú y hasta recientemente Uruguay.
Nuestra economía, organizada de esta manera, podría recibir inversiones masivas, dado que durante muchos años no se ha invertido mayormente ni en el sector productivo, ni en el sector energético, y tampoco en infraestructura. Las empresas de la Argentina, del mismo tamaño e igual facturación en dólares, valen la mitad que en otros países vecinos. Esto refleja las difíciles condiciones para invertir en nuestro país.
Tenemos que hacer coagular el ahorro líquido en inversiones productivas. No hay otro camino, los subsidios son un atajo que finalmente no tiene salida, aunque es importante para transitar un momento de crisis, pero no recomendable como política de largo plazo, de décadas. Tenemos que "dar vuelta la manguera", para que nuestras condiciones de inversión provoquen una entrada del ahorro que ocupe productiva y formalmente a todos los argentinos, para la grandeza de nuestra Nación..
