El miércoles pasado, el mismo día en que visitó la provincia el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, se interceptó en territorio cordobés el cargamento de cocaína que, con casi 600 kilos, fue calificado como el más importante de la historia provincial. Esa coincidencia, a pocas horas del cierre de las campañas para los comicios del domingo, no parece una casualidad.
No es la primera vez que ese funcionario nacional está presente en este tipo de golpes al narcotráfico. A principios del mes pasado, Berni supervisó un operativo en Funes, a 15 kilómetros de Rosario, donde descubrieron lo que calificaron como “la cocina de droga más grande del país”, ya que se decomisaron allí 300 kilos de cocaína.
La magnitud y las características de ambos operativos permiten inferir al menos dos cosas; en primer lugar, que el área que maneja este funcionario está bien informada y, en segundo término, que a él le gusta estar presente cuando se marcan
récords.
De esas deducciones surgen muchos interrogantes con respecto a lo acontecido el miércoles en Córdoba.
A nadie escapa que el kirchnerismo ha decidido que el mejor flanco para atacar al gobierno cordobés en esta campaña es el narcotráfico, y maneja ese ataque como si se tratara de algo ajeno a su incumbencia, que no excede los límites provinciales.
Dentro de ese razonamiento se encuentra una de las primeras preguntas que la candidata del Frente para la Victoria, Carolina Scotto, realizó en el debate a su par del radicalismo, Oscar Aguad (la estrategia cerraba más si frente a ella hubiera estado el candidato de Unión por Córdoba, Juan Schiaretti).
En ese contexto, el operativo que llevó a cabo Gendarmería en Sinsacate (interceptar un cargamento de más de media tonelada de cocaína en territorio cordobés) queda sospechado dentro de las posibles jugadas que los malpensados suelen suponer en tiempos electorales.
Si uno aleja el mapa para enfocar desde lejos el hecho, se encuentra con paradojas al ensayar respuestas para algunos interrogantes: ¿por dónde había entrado al país esa cantidad de droga? ¿Cómo es posible que haya sido interceptada en una provincia mediterránea y sin fronteras internacionales? ¿Por qué un cargamento así puede transitar tantos kilómetros por territorio nacional?
Si enfocamos el operativo desde cerca, encontraremos detalles finos que indican que sus responsables sabían muy bien en qué vehículo traían la droga y hasta dónde estaba disimulada.
Entonces, ¿por qué no la pararon en su origen? ¿Por qué no esperaron a que descargara la droga para atrapar a los destinatarios?
Cuando se hacen preguntas así, los malpensados contestan que no pueden creer que haya tantos gendarmes en centros urbanos en lugar de estar ocupados de las fronteras, que es desde donde entra la droga al país.
Visto de ese modo, los límites internacionales parecen un colador roto por donde pasa de todo.
