La primer gran pregunta es para qué Cristina insistió en sostener un “festejo” cuando el país todavía tiene la piel lacerada por saqueos, muertes y rebeliones policiales. La tensión en el rostro de la Presidenta y sus invitados era indisimulable, confirmando que se avanzó con una celebración que nació tan ajada y desacoplada como las pantallas electrónicas que engalanaban el frente de la Casa Rosada.
Lo que se vio, acaso lo más grave, es la falta de reflejos de un Gobierno que no logra... Continuar leyendo