Cerca de 10 mil personas se movilizaron ayer frente a la Quinta Presidencial de Olivos para homenajear al fiscal Alberto Nisman a un mes de su muerte. A pesar de la lluvia, la marcha duró más de dos horas y se extendió a lo largo de tres cuadras de la avenida Maipú. Entre silencios y aplausos, personas de toda zona Norte reclamaron justicia.
“Se ruega silencio por las víctimas del ruido”, decía en el pedazo de cartón que un hombre levantaba por arriba de las cabezas que ayer cubrieron Maipú entre las 17.30 y poco después de las 20.30. Durante ese lapso, no hubo más de cinco minutos sin lluvia. La gente fue preparada: no faltaban paraguas, pilotos y abrigos. Y los que no tenían, se refugiaban en los aleros de los comercios enfrentados a la Quinta, que permanecieron abiertos prácticamente durante toda la manifestación.
“La lluvia no nos asusta. Tenemos 81 años y no nos vamos a ir. Vinimos porque estamos hartos, queremos saber la verdad”, sostuvo María Martín, que llegó desde Martínez hasta Olivos con su marido, también de 81.
Las primeras personas aparecieron cerca de las 17.30. Para las 18, la hora oficial de inicio de la marcha, había 700 personas frente a la entrada de la Quinta, que estaba vallada. Unos 150 policías custodiaban la zona. El jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin, dirigía el operativo desde la esquina de Villate y Maipú. Además, había 20 móviles de Defensa Civil, Tránsito y Seguridad del Municipio de Vicente López, encargados de cortar el tránsito entre Alberdi y Malaver, a lo largo de siete cuadras de la avenida.
La mayoría de la gente se concentró entre Malaver y Marconi. Frente a los 280 metros que tiene la Quinta sobre Maipú, desde Malaver a Villate, las dos manos de la avenida estaban completamente cubiertas. Había grupos de compañeros de trabajo, todavía con ropa de oficina; vecinos, parejas jóvenes e incluso padres con chicos y adolescentes. La mayoría no llevaba nada más que sus paraguas.
“Vengo por ellos”, dijo Mariana Rodríguez (36) mientras miraba a sus hijos de 4 y 8 años. “Soy de Tigre. Participé de otras marchas, pero este reclamo va más allá, involucra a nuestras instituciones”.
A unos metros, un grupo de tres amigos de 20 años se cubría con un paraguas. “Somos amigos del colegio San Andrés y arreglamos para venir. Yo estoy estudiando Derecho. La muerte de un fiscal en estas circunstancias es algo muy preocupante”, aseguró Pablo, de 20, que llegó desde Martínez.
Minutos antes de las 19, cuando se estaba anunciado que comenzaba la movilización desde el Congreso hasta Plaza de Mayo, la gente comenzó a desplazarse. Hicieron, contaban, algo que no se repetía desde uno los primeros cacerolazos contra el kirchnerismo en el barrio: la marcha dio la vuelta a la Quinta, caminando por los cerca de 2,5 kilómetros del perímetro.
Se trató, dicen los agentes de Seguridad y Defensa Civil que vigilaron la zona, de una marcha “dinámica”: en total, calculan que pasaron por el frente de la Quinta unas 10 mil personas. Sólo llegando al final, el silencio se interrumpió con cantos de “Justicia” y la entonación, entre todos, del himno nacional. Para las 20.30, la lluvia seguía sin dar tregua y la gente ya empezaba a desconcentrar.
